11 fotosPerseguidos por nacerRohingyas, gitanos, albinos... Algunos menores lo tienen más difícil solo por pertenecer a una minoría. Estas son sus historias, este es su futuro Madrid - 20 nov 2018 - 00:00CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceLa comunidad kurda yazidí, que vive mayoritariamente en el norte de Irak, lleva años en el punto de mira del Estado Islámico (ISIS). Muchos de sus pequeños tan solo tienen recuerdos en su vida de la violencia del terrorismo o de la vida en campos de refugiados sin las condiciones de dignidad humana mínimas. Esto es lo que relataba Amnistía Internacional en un informe de este agosto: “El 3 de agosto de 2014, el Estado Islámico tomó Sinyar, en el noreste de Irak, y, además de matar a centenares de hombres, secuestró a miles de mujeres, niñas y niños de la minoría yazidí. Separaron a los niños de sus madres para adoctrinarlos y enseñarlos a combatir, mientras que a las mujeres y las niñas, muchas de tan sólo nueve años, las esclavizaron, las “vendieron” como esposas de los combatientes del grupo armado y las sometieron a torturas, incluidas violación y otras formas de violencia sexual”. Nadia Murad una joven de esta comunidad acaba de ser galardonada con el Nobel de la paz tras haber escapado del cautiverio del grupo terrorista. En la imagen, mujeres y niños yazidíes, durante la visita de Amnistía Internacional a los campos de Grecia. En esa ocación recibieron postales y un vídeo de apoyo de socios y socias de AI en su lucha para mejorar su situación.Amnistía InternacionalEl calvario continúa incluso después de la liberación del ISIS. En abril, Amnistía Internacional realizó una investigación en varios campos de refugiados y llegó a la conclusión de que “mujeres, niños y niñas de los campos para personas internamente desplazadas de todo Irak se les están negando el alimento y la atención médica simplemente por sus presuntos vínculos con el Estado Islámico.” Se calcula que unas 3.000 niñas y mujeres yazidíes fueron esclavizadas por el ISIS en Siria y en Irak. La Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) estima que hay medio millón de yazidíes en Irak y 200.000 en Siria, Turquía e Irán.Amnístía Internacional“Según los últimos informes, la comunidad gitana es la más discriminada en la Unión Europea y el Comité de Derechos del Niño de la ONU lanza unas recomendaciones en lo que se refiere a los menores que hay que cumplir, esto es así”, explica Carolina Fernández, Subdirectora de Incidencia y Defensa de Derechos de la Fundación Secretariado Gitano (FSG). Una de las principales preocupaciones que atañe a la comunidad gitana es la exclusión. Según el último estudio realizado en España que data de 2014 el 72% de las familias la sufren, algo que afecta a la infancia de manera especial porque sufren problemas de autoestima. El buen dato es que ahora solo el 2% de las unidades familiares viven en chabolas. “Es algo positivo, pero detrás de este número hay 3.000 niños que viven en estas condiciones en España”, señala Maite Andrés, directora del Departamento de Inclusión social de FSG. En la foto, una niña del asentamiento madrileño de la Cañada Real, en el autobús escolar.Samuel SánchezLa educación es el otro campo en el que se puede actuar para reducir las desigualdades. “Existe una alta segregación escolar y existen diversos programas pedagógicos que permiten trabajar con grupos con diversidad. Esta es una manera de luchar contra los prejuicios a través de la convivencia”, apunta Fernández. Según el último estudio realizado por la Fundación Secretariado Gitano en colaboración con Unicef, seis de cada diez alumnos gitanos no acaban la secundaria en España. “En muchos casos, la segregación hace que los alumnos y profesores se desmotiven, y llega el fracaso escolar, lo que lastra las oportunidades de crecimiento y socialización”. La imagen muestra a un grupo de estudiantes en las Aulas Promociona de la FSG.FSGA mediados de 2017 la comunidad rohingya escapó de Myanmar (antigua Birmania) cuando se recrudeció un conflicto histórico entre el Gobierno y esta minoría que nunca ha estado reconocida oficialmente. Son apátridas. Huyeron de una matanza segura y se calcula que más de un millón de rohingyas se instalaron en Cox’s Bazar, en el vecino Bangladés, y levantaron uno de los mayores campos de refugiados del mundo. “El futuro de más de 500.000 niños refugiados de Bangladesh pende de un hilo”, alertaba Unicef en un comunicado a principios de este septiembre.UnicefEl 60% de los refugiados rohingya que han llegado en los últimos meses a Bangladés son niños. Belén de Vicente, de Unicef España, relataba hace unos meses su encuentro en un campo de Cox's Bazar con el pequeño Mohamed Yunus: "Tiene 11 años y llegó a Kutupalong hace cinco meses. Está sentado con otros niños jugando al ludu (similar al parchís) en uno de los 141 espacios amigos de la infancia que hemos establecido en este asentamiento. Cuando me presento, me mira con los ojos muy abiertos. Habla bajito y sus manos agarran con fuerza sus delgadas piernas. 'No estoy bien aquí', me dice, 'echo de menos Myanmar”.UnicefEsta persecución ha cortado en seco la escolarización de muchos niños y los que pueden acceder a la educación en alguno de los campamentos instalados en Bangladés se arriesgan a enfermedades y agresiones en el camino a la escuela. Muchos padres optan de hecho por no dejar ir especialmente a las niñas al colegio y por casarlas en matrimonios infantiles. “Cada día nacen 60 bebés en alguno de sus campamentos. La malnutrición es endémica y la incidencia de la violencia de género es alta”, informaba Unicef este mismo verano.UnicefEl albinismo es un trastorno genético hereditario que impide que el cuerpo produzca suficiente melanina, para proteger la piel del sol. Según los datos de la OMS, una persona de entre 5.000 a 15.000 en África subsahariana sufre esta condición. Además de los problemas de salud que afrontan por esta carencia de melanina, los albinos y en especial los menores, han estado expuestos a la estigmatización e incluso a rituales de brujería. “No tienen las mismas oportunidades de escolarización y atención médica que las demás. La superstición y las creencias erróneas alimentan este trato desigual”, señalaba Amnistía Internacional en un comunicado en 2016.LAWILINK/Amnesty InternationalEn el último informe que ha publicado Amnistía Internacional sobre la persecución de los albinos en Malawi, el país en el que más exclusión sufren se recoge la historia de Jean Ngwedula: “El 7 de diciembre de 2017 desapareció una niña de dos años. Su padre la vendió presuntamente a un curandero tradicional, para que la empleara con fines rituales en el vecino Mozambique. Se ha identificado a ese país como uno de los mercados del comercio transfronterizo de partes de cuerpos de personas con albinismo, junto con República Democrática del Congo, Sudáfrica, Suazilandia y Tanzania”. Según la organización, en este país han asesinado o desaparecido 14 personas albinas desde 2014.ZIMLINK-LAWILINK 2014 (AI)Para la investigadora de Survival, la pérdida de la propiedad de la tierra que les pertenece legítimamente es un duro golpe para la infancia indígena que le puede afectar toda la vida. Proyectos de hidroeléctricas, industria maderera o incluso sus propios Gobiernos los expulsan de su hogar y el niño se siente indefenso. “Un menor indígena del Kalahari o de la estepa siberiana tiene conocimientos que otro no, y son igual de válidos que los que pueden aprender en la escuela”, asegura Woodman. Este es el caso de los niños inuus de Canadá. "Su expulsión de sus tierras ancestrales ha tenido como resultado desempleo, problemas de salud crónicos como la diabetes y tasas récord de suicidio y consumo de drogas, como la gasolina esnifada, entre los niños innus", explica la organización.Dominick Tyler/SurvivalPara un niño indígena, la tierra lo es todo. O casi. Por eso, muchos de los desafíos a los que se enfrenta desde que nace tienen que ver con sus raíces y su pertenencia a una comunidad centenaria. Así lo expresa Jo Woodman, experta de la organización Survival: “Muchos tienen que desplazarse muchos kilómetros para ir a la escuela y esto hace que pierdan de algún modo su identidad. En el colegio a menudo soportan insultos racistas lo que contribuye a que pierdan el orgullo por su comunidad y su familia”. La investigadora defiende la autodeterminación de los indígenas para elegir cómo quieren vivir y cómo quieren educar a sus hijos en sus valores. A esto hay que sumar la pobreza estructural a la que se enfrentan. Según un informe reciente de la FAO, por ejemplo, la desnutrición crónica que afecta al 10,8% de los niños peruanos se eleva al 47% en el caso de los menores indígenas. En la imagen, una niña penan en una barca de juncos, en Sarawak (Malasia).Andy Rain/Nick Rain/Survival